lunes, 11 de enero de 2016

Reseña: "Voces en el parque", de Anthony Browne

Ceci n’est pas une histoire
por Davina Santos


Browne, Anthony. (1998). Voces en el parque. México: Fondo de Cultura Económica.
El presente álbum resulta de la traducción del inglés de Voices in the Park llevada a cabo por Carmen Esteva y publicada por primera vez en 1999.


Mi madre, mi padre, mis amigos, mi perro, mi profesora. Yo, yo y yo en el centro de todo. Seguramente, sus lecturas ya habrán convertido al niño que lea este cuento en el personaje principal de su propia vida, que interpretará como si de un libro se tratara: los cuentos tradicionales le habrán enseñado ya que los demás no son más que secundarios cuya función es intervenir sobre su existencia, facilitándosela o poniéndole obstáculos, según sean “buenos” o “malos”, y que sólo existe una versión de los hechos y una visión de las cosas, la suya.

Es contra esta perspectiva reduccionista y narcisista, que toma la realidad como un ente plano y lineal, contra la que se rebela el segundo álbum de Browne, que no sólo alberga alusiones a su primer trabajo (ofreciendo al joven lector una primera aproximación a la intertextualidad), sino que hace un interesante aprovechamiento del recurso de la polifonía para mostrar las múltiples subjetividades que habitan el mundo, facilitando al lector la comprensión de su propia situación en el mundo, e introducir al joven lector a la metaficción. En efecto, el libro, estructurado en cuatro partes bien diferenciadas, recrea una mañana cualquiera en un parque desde cuatro ángulos distintos: el de la señora Smythe, la autoritaria y clasista madre de Carlos; el del señor Smith, el padre de Mancha, que atraviesa una situación difícil a nivel emocional; el de Carlos, un niño tímido y reservado, a todas luces condicionado por el comportamiento de su madre; y el de Mancha, una niña alegre y despreocupada.

Dicho esto, cada uno de los capítulos del libro, encabezados por un título que asocia un número a la voz (sin duda, para desdibujar los límites de cada personaje), posee vida propia, en el sentido de que retrata a su protagonista, tanto a través del texto y su tipografía como a través de la imagen. Así, podemos constatar que, aunque todos los personajes coincidan en el mismo lugar y a la misma hora, cada uno selecciona una serie de elementos en función de sus intereses y percibe el mundo de una manera distinta, hasta el punto de que, dependiendo de la serie a la que pertenezca, las ilustraciones parecen representar emplazamientos distintos, tanto por la luz utilizada como por los detalles y perspectivas que recogen.

Esta sensación aparece amplificada por el contraste que el autor persigue crear entre sus personajes. Así, al igual que la técnica realista aparece combinada con elementos surrealistas (un árbol que echa arder, una farola que brota de la acera con forma de flor…) y la feroz fisionomía de los personajes ya característicos de Browne contrasta con su sensibilidad, la personalidad de los miembros de cada pareja choca (la vitalidad de Alberto contrasta con la calma de Victoria, la introversión de Carlos con la alegría de Mancha y la rigidez de la señora Smythie con la ternura del señor Smith). Esta técnica también queda reflejada, con frecuencia, en el propio planteamiento de las historias de Browne: los problemas que aparecen representados son problemas mundanos, pero el disfrute de los pequeños detalles (como puede ser dar un paseo por el parque con la familia, un encuentro fortuito) insuflan esperanza a quienes la buscan.


Finalmente, considero que debido a su profundo mensaje (que supone una llamada a la empatía, tan necesaria hoy en día) y a su particular forma esta es una obra perfecta para el público infantil. Sus dibujos, alegres y coloridos, llamarán la atención del niño; su argumento, accesible y fácil de seguir, propiciará el disfrute de la obra, y su estructura supondrá un reto asequible para el niño que esté acostumbrado a la narración lineal y de subjetividad arbitraria. Además, el hecho de que el texto sea breve y ambiguo y las imágenes tan sugerentes puede dar pie a numerosos ejercicios de interpretación que estimularán la imaginación del alumno.

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