miércoles, 13 de enero de 2016


MATUTE, Ana María (2014), El verdadero final de la Bella Durmiente, Barcelona: Editorial Planeta.

            Ana María Matute (1925-2014) fue una novelista y académica de la lengua que destacó en la literatura infantil y juvenil española, teniendo tal repercusión que muchas de sus obras se han traducido a otros idiomas, como el inglés, el japonés o el noruego. Una muestra de ello es el Premio Planeta en 1954, debido a su primera novela (Pequeño teatro), o el Premio de Literatura Miguel de Cervantes 2010. Además, ha sido partícipe de asociaciones como la Hispanic Society of America, Sigma Delta Pi y Honorary Fellow de la American Association Teachers of Spanish and Portuguese, y fue elegida miembro de la Real Academia Española en 1996.
El verdadero final de la Bella Durmiente es una de sus obras dirigidas a un público juvenil, publicada por primera vez en el 1995. Esta cuenta la historia de lo que pasó después del feliz casamiento entre la Bella Durmiente y el Príncipe Azul. Lo que pretende la autora es mostrar que no todos los finales son felices, o, si bien sí que lo acaban siendo (como en este caso), la mayoría de las veces hay que superar una serie de problemas para ser recompensados, tal y como le sucederá al Príncipe, pero, sobre todo, a la Bella Durmiente, quien experimenta en primera persona el miedo de perder a los seres más queridos.
Me ha parecido un libro adecuado por varios motivos. En primer lugar, toma como referencia a dos conocidísimos personajes: la Bella Durmiente y el Príncipe Azul, por lo que, al ofrecer un final alternativo, llama la atención del joven lector desde el propio título. Es evidente que el cuento original, transmitido por la tradición oral, es de sobra conocido por todo el mundo. Es más, podríamos plantear como actividad la invención de otro desenlace sin haber leído el libro siquiera. En segundo lugar, el lenguaje que utiliza Ana María Matute, a pesar de ser un cuento, es apropiado para adolescentes a la par que introduce vocablos que ayudarán a desarrollar el léxico de los jóvenes lectores.
En este libro, como es de costumbre, tenemos a un protagonista —la Bella Durmiente— y un antagonista —la Reina Selva (madre del Príncipe Azul)—. No obstante, lo interesante radica en cómo una vez más es el ingenio quien logra un final feliz para lo que podría haber sido un cruel destino. Pero, además, destaca la forma en la que la autora ha unido elementos de diversos cuentos tradicionales, creando así una historia distinta que, a la vez que entretiene a los lectores, puede animarlos a investigar sobre el resto de cuentos que aparecen implícitos. Por ejemplo, podríamos comparar, en cierto sentido, a la Reina Madre con la bruja de Hansel y Gretel, o al criado de esta con el cazador que aparece en Blancanieves.

En mi opinión, es una obra con la que pueden disfrutar y aprender, así como desarrollar su intertexto lector buscando similitudes con otros cuentos populares. Sin duda, su lectura no dejará indiferente a nadie, y mucho menos a jóvenes lectores, quienes, aparte de poder incluir esta obra en sus gustos literarios, descubrirán que solo hace falta un poco de imaginación para crear una historia, aunque esta se base en elementos ya existentes. En definitiva y ante todo, se trata de que no pierdan el placer por la lectura, propósito que podremos conseguir con la ayuda, por minúscula que sea, de esta obra.

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