MATUTE, Ana María (2014), El verdadero final de la Bella Durmiente, Barcelona: Editorial
Planeta.
Ana
María Matute (1925-2014) fue una novelista y académica de la lengua que destacó
en la literatura infantil y juvenil española, teniendo tal repercusión que
muchas de sus obras se han traducido a otros idiomas, como el inglés, el
japonés o el noruego. Una muestra de ello es el Premio Planeta en 1954, debido
a su primera novela (Pequeño teatro),
o el Premio de Literatura Miguel de Cervantes 2010. Además, ha sido partícipe
de asociaciones como la Hispanic Society of America, Sigma Delta Pi y Honorary
Fellow de la American Association Teachers of Spanish and Portuguese, y fue elegida
miembro de la Real Academia Española en 1996.
El
verdadero final de la Bella Durmiente
es una de sus obras dirigidas a un público juvenil, publicada por primera vez
en el 1995. Esta cuenta la historia de lo que pasó después del feliz casamiento
entre la Bella Durmiente y el Príncipe Azul. Lo que pretende la autora es
mostrar que no todos los finales son felices, o, si bien sí que lo acaban
siendo (como en este caso), la mayoría de las veces hay que superar una serie
de problemas para ser recompensados, tal y como le sucederá al Príncipe, pero,
sobre todo, a la Bella Durmiente, quien experimenta en primera persona el miedo
de perder a los seres más queridos.
Me ha parecido un libro adecuado por
varios motivos. En primer lugar, toma como referencia a dos conocidísimos
personajes: la Bella Durmiente y el Príncipe Azul, por lo que, al ofrecer un
final alternativo, llama la atención del joven lector desde el propio título.
Es evidente que el cuento original, transmitido por la tradición oral, es de
sobra conocido por todo el mundo. Es más, podríamos plantear como actividad la
invención de otro desenlace sin haber leído el libro siquiera. En segundo
lugar, el lenguaje que utiliza Ana María Matute, a pesar de ser un cuento, es
apropiado para adolescentes a la par que introduce vocablos que ayudarán a
desarrollar el léxico de los jóvenes lectores.
En este libro, como es de costumbre,
tenemos a un protagonista —la Bella Durmiente— y un antagonista —la Reina Selva
(madre del Príncipe Azul)—. No obstante, lo interesante radica en cómo una vez
más es el ingenio quien logra un final feliz para lo que podría haber sido un
cruel destino. Pero, además, destaca la forma en la que la autora ha unido
elementos de diversos cuentos tradicionales, creando así una historia distinta
que, a la vez que entretiene a los lectores, puede animarlos a investigar sobre
el resto de cuentos que aparecen implícitos. Por ejemplo, podríamos comparar,
en cierto sentido, a la Reina Madre con la bruja de Hansel y Gretel, o al criado de esta con el cazador que aparece en Blancanieves.
En mi opinión, es una obra con la que
pueden disfrutar y aprender, así como desarrollar su intertexto lector buscando
similitudes con otros cuentos populares. Sin duda, su lectura no dejará
indiferente a nadie, y mucho menos a jóvenes lectores, quienes, aparte de poder
incluir esta obra en sus gustos literarios, descubrirán que solo hace falta un
poco de imaginación para crear una historia, aunque esta se base en elementos
ya existentes. En definitiva y ante todo, se trata de que no pierdan el placer
por la lectura, propósito que podremos conseguir con la ayuda, por minúscula
que sea, de esta obra.
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