viernes, 15 de enero de 2016

"Campos de fresas" de Jordi Sierra i Fabra

Reseña Campos de fresas

Jorge Sainz Sánchez

            Jordi Sierra i Fabra es uno de los autores más importantes en el ámbito de la literatura infantil y juvenil en España. Ha escrito una gran cantidad de obras y ha recibido innumerables premios por ellas. Además, desde los años 60 es un gran estudioso de la música y, en el año 2003, creó su propia fundación para ayudar a cumplir sus objetivos a jóvenes que tienen la ambición de adentrarse en un mundo tan difícil como es el de la literatura.  

            Campos de fresas es una obra que fue publicada por este autor en el año 1997. Desde esta fecha, ha tenido una gran repercusión entre los jóvenes y muestra de ello, son los numerosos premios que Fabra ha recibido por ventas y las más de diez ediciones que se han realizado hasta día de hoy.

            La historia comienza con una inesperada llamada de teléfono avisando a los padres de Luciana.  Ésta se encuentra en coma tras tomar una pastilla de droga. A partir de este punto, se inicia un debate entre la vida y la muerte por parte de la protagonista, metaforizado por el autor como una partida de ajedrez (mayor afición de Luciana). Mientras la protagonista lucha por su vida, se cuentan las acciones y las actitudes de los familiares y amigos en las tensas horas de espera del coma. Estas acciones dotan a la novela de tintes dramáticos (sentimientos de los familiares y amigos) y policiacos (búsqueda del “camello”) que logran acaparar la atención del lector.

          Podemos señalar que Fabra, con gran astucia, reúne en la novela todos los ingredientes para que los jóvenes se interesen por ella: una temática que les resulta atractiva (drogas), un grupo de amigos, un estilo directo con un gran número de diálogos  y un lenguaje sencillo que, en ocasiones, roza lo vulgar. Además, en “la pandilla” podemos reconocer a personajes que son tópicos y que no nos resultan extraños. Encontramos a la pareja (Cinta y Santi), al buen estudiante y novio de la protagonista (Eloy), la enferma de bulimia (Loreto), los festeros (Máximo y Raúl), etc…

            A pesar de todas las características mencionadas que disparan el número de ventas de la novela, hay que señalar que, literariamente hablando, no podemos considerar Campos de fresas como una obra excelsa. Sí que puede ser un libro de concienciación para los adolescentes respecto al peligro de las drogas. Desde ese punto de vista sí que puede ser útil, ya que muestra a los alumnos la cruda realidad de ese mundo y las fatídicas consecuencias a las que se pueden llegar.

            En definitiva, estamos ante una novela que es muy requerida y muy aceptada por los lectores adolescentes. Se trata de una obra que puede ser útil para la concienciación de los alumnos por la temática de drogadicción que propone y por los tintes dramáticos que aporta, ya que pueden sensibilizarles.  Fabra ha sabido captar su atención con características propias de la literatura juvenil. Sin embargo, es una obra que no quedará en el recuerdo. No es una obra única, se trata de “una más”, puesto que ya hemos leído otras que se asemejan. Podríamos considerar Campos de Fresas como el A tres metros sobre el cielo del siglo XX, por citar algún ejemplo similar. Por ello, bajo nuestro punto de vista, no debería ser tratada como referente en el mundo de la literatura y, por tanto, no debería formar parte del canon literario juvenil.      

jueves, 14 de enero de 2016

"Cartas de invierno" Agustín Fernández Paz


Nazaret Huélamo Ramírez

RESEÑA: CARTAS DE INVIERNO


Teniendo como escenario una tierra húmeda y solitaria, Agustín Fernández Paz narra una historia de misterio que mantiene al lector enganchado desde que lee las primeras líneas. Con tanto solo 89 páginas de espacio y utilizando el género epistolar, el autor es capaz de crear un micromundo literario (Doroña-Vilamaior) cuyos personajes se ven envueltos en una misteriosa investigación que tiene como foco una casa encantada.



La obra consta de tres personajes importantes: Adrián (prestigioso pintor), Xavier (escritor de renombre) y Teresa (hermana de Xavier). Este último personaje, será clave en el desarrollo de la historia; pues, Teresa es el destinatario de las cartas de Xavier, en las que también encontrará las que Adrián le mandaba a su hermano. Además, un rasgo a destacar es que Cartas de invierno tiene una estructura circular, comienza y termina de la misma forma: con Teresa. Los tres protagonistas se encuentran en un ambiente lleno de oscuridad y miedo, reflejado por una casa antigua construida por unos indianos en una época muy lejana, lo que acentúa todavía más ese aire de terror en el que está impregnada toda la historia.


           El punto de partida de la obra es la intriga que le suscita a Teresa un sobre que le ha llegado de parte de su hermano, en el que le da unas instrucciones fehacientes de lo que tiene que hacer si él -pronto- no la llama. Como es lógico, la protagonista no aguanta las ganas de saber el contenido de las cartas y es aquí cuando comienza la verdadera historia. De la misma forma en que Teresa va descubriendo el enigma de todas las cartas lo hace también el lector, compartiendo el mismo tiempo mediante la lectura.


          Adrián y Xavier son dos amigos de la infancia que se hicieron la promesa de reencontrarse cada verano, estuvieran donde estuvieran y pasara lo que pasara. Lo que parecía uno de sus encuentros habituales cambió sus destinos para siempre. Adrián, pintor reconocido mundialmente, quería dejar su vida cosmopolita en Berlín y volver a sus raíces gallegas; así, de alguna manera, podría ahondar profundamente en sus vivencias y crear una nueva serie de pinturas. Xavier –aprovechando que gozaba de esta información- bromeó con la idea de que Adrián comprase una casa que venía en el periódico bajo el rótulo de “encantada”. Una vez que Adrián volvió a Alemania, olvidó la idea de la casa, pero un día encontró el pequeño fragmento donde aparecía el anuncio. Sin pensárselo dos veces, llamó al teléfono y terminó comprando la casa. A partir de aquí, Adrián va a escribir de forma regular a Xavier, contándole cada movimiento que da, esperando una contestación. Sus ilusiones se frustran cuando no halla respuesta alguna de su amigo, pues éste se ha ido al extranjero por motivos de trabajo.

En cada una de las cartas, se pone de manifiesto la evolución que sufre el personaje de Adrián, cómo se va instalando en la maravillosa casa y cómo termina por quedar atrapado. El lector puede llegar a sentir la desesperación que llega a sufrir el personaje cuando no sabe si las cosas que ve y le ocurren son producto de su imaginación o si, por el contrario, son reales. La certeza llega a la vida del protagonista cuando encuentra un libro de grabados en la buhardilla, en el que presta fiel atención a uno en concreto, ya que le suena de algo pero no sabe exactamente de qué. Pronto se resuelve este pequeño misterio, la chica que mira por la ventana lo hace desde una de las estancias de su propia casa. Su desasosiego crece al descubrir que el grabado cambia, la mujer que se encuentra en él varía de posición y en una de las ocasiones le mira fijamente. Adrián no duda en hacerle fotos para cerciorarse de lo que ve cada vez que mira el grabado. Todas las fotos se las envía junto a las cartas a Xavier. La situación se agrava cuando Adrián no puede dejar de pensar en lo que ocurre en la casa, para él todo ese halo de misterio que rodea su vida tiene que resolverse, es un imán. Así pues, pone en marcha sus planes, y descubre en la cocina una especie de habitación oculta igual a la del grabado. Esta habituación contenía una cripta oculta de la que Adrián jamás volvería a salir, por su deseo de salvar a la muchacha del grabado.

Cuando Xavier vuelve a su casa, se encuentra con una notificación de correos, pues tiene mucha correspondencia y tiene que ir a recogerla. Cuando descubre las cartas de su amigo, no duda en visitar el pueblo e ir al bar donde su amigo le había pedido que fuera si no había obtenido noticias de él. Xavier encuentra la casa, pero no descubre –para sorpresa del lector- ninguna habitación. Pronto encuentra el grabado y ve lo que unos días atrás veía su amigo, ahora desaparecido. Cuando decide ir a la cocina, ve que una parte está recién pintada y con ayuda de unas pocas herramientas decide romper la pared y descubrir así, lo que Adrián le había contado en sus cartas. Halla la cripta, pero lo que no espera encontrar es la mirada de una especie de hombre, una mirada conocida que le indicaba que se fuese de ese lugar. La amistad que les unía hizo que Xavier volviese a la instancia, no sin antes escribirle a su hermana una carta de despedida junto con todas las averiguaciones de Adrián y lo que él había visto. Xavier volvió para acabar con todo aquello, y lo hizo a base de fuego.

El libro concluye de una forma sorprendente, que tal vez no es la que esperaba el lector, ya que no se desvela todo el misterio por completo. Teresa va a la casa acompañada del comisario de la zona (como se lo había ordenado su hermano), pues se había hecho eco del incendio. Allí no encuentran nada, ni siquiera la existencia de una cripta. Teresa se hace una serie de preguntas, pensando tal vez si hubiese sido una broma de su hermano y su compañero de niñez, pero pronto desecha la idea. Vuelve al escenario del incendio y dejándose llevar por el bosque que rodeaba la casa, acaba por encontrar el libro con el mismo grabado. Teresa sabe lo que tiene que hacer: quema el libro y con él la maldición.

Esta obra puede tener como receptor tanto un público adolescente y juvenil como uno más adulto, pues lo que atrapa verdaderamente es el argumento; tan sencillo y fácil de leer, que sin apenas quererlo, te engancha a la lectura de una forma ferviente. Agustín Fernández Paz juega de una forma excepcional con el tema del misterio, desvelando en cada capítulo lo necesario para que se quiera continuar con el siguiente. Además, la forma en la que está escrita invita a la lectura, el género epistolar tiene la característica de la rapidez y es algo que los adolescentes reclaman a la hora de leer un libro. Por estas razones, recomendaría la lectura de Cartas de invierno, a pesar de que el final no desvele todos los misterios que envuelven a la historia; pues ¿qué pasó realmente con Xavier y Adrián una vez en la cripta? ¿Quién era la mujer del grabado? ¿y el monstruo? Son preguntas que no tendrán respuesta, pero lo que sí encontraremos en esta novela es  un mundo en el que la magia es posible, en el que los monstruos ocultan a niñas indefensas en casas encantadas, en el que los grabados pueden moverse y cambiar de lugar, y en definitiva, un universo donde las maldiciones existen y rigen el destino de tres adultos.



Escenarios Fantásticos, J.M. Gisbert. Jiménez Pozo, Silvia E.

Anda lejos de pasar inadvertida a críticos y lectores la plétora de comentarios que toman la obra infantil y juvenil de Joan Manuel Gisbert[1] como lugar central de la literatura literaria fantástica española, perteneciente a la llamada "corriente renovadora" que impulsó el género a partir de finales de los setenta. En efecto, el ambiente de interés por el texto fantástico,  goza de una enorme acogida tanto en jóvenes lectores como adultos. Gisbert está convencido de la capacidad creativa innata del ser humano y, a través de su obra, asistimos a su mensaje:

“Había desafiado la lógica del curso de las cosas para demostrar que la capacidad de invención del hombre no conoce apenas murallas ni fronteras.” (pág.75)

Sin duda, la obra que nos ocupa, cuenta con una importante significación si atendemos a los elementos que introduce, como las ilustraciones, autoría del diseñador Miguel Calatayud[2]; su transcendencia se hace evidente no solo por la sencillez de su lenguaje sino también por el carácter pionero e innovador en el ejercicio de conformación de una literatura juvenil fantástica.
Escenarios fantásticos está planteada en tres partes que conforman un mismo relato: “Jardines del dirigible”, “La danza de las imágenes gigantes” y “El parque de atracciones del arco iris”.
En la primera parte, “Jardines del dirigible”, contada en tercera persona, surge un espejismo de una fábrica del siglo XIX que habían derribado. A continuación conocemos a Demetrius Iatopec, un domador de espejismos, que desde un ‘dirigible’ logra capturar el espejismo en una inmensa burbuja de jabón; en la segunda parte, “La danza de las imágenes gigantes”, el narrador ahora está en primera persona, Nathaniel Maris, un ‘periodista especializado en temas relacionados con lo imaginario y lo fantástico’, que, apoyándose en unos ‘fragmentos del manual de ingeniería fantástica’, del propio Iatopec, cuenta el fallido proyecto de crear el ‘Gran Teatro Mundial de los Espejismos’; en la tercera parte, “El Parque de Atracciones del Arco Iris” (narrado también en primera persona), Maris explica su visita a un original Parque, un auténtico milagro de la imaginación, que resulta ser el nuevo proyecto de Iatopec, amenazado ahora por un celoso competidor.
La línea realidad-ficción se convierte en una exigencia para el lector, un requerimiento enriquecedor y bienvenida a largo de la lectura, con muchas sorpresas, escenarios sugerentes que ponen en juego la imaginación de los lectores. Los objetos fabulosos dotados de propiedades extraordinarias, descritos tan minuciosamente hacen que los lectores vean realmente el objeto.

Para terminar, en palabras de Joan Manuel Gisbert[3]:
“Lo más importante es que tengáis siempre en cuenta que cada uno de vosotros es un proyecto único en la historia del mundo. No dejéis que nada lo estropee. A lo largo de vuestras vidas tendréis la oportunidad de originar acontecimientos, obras, seres, momentos, creaciones que sólo tendrán lugar si vosotros los hacéis posibles. Y no da igual que lleguen a existir o no: cada cual ha de dar lo mejor de sí mismo en los actos de su vida. Esa será su mayor gloria. Debe siempre orientarse y prepararse para ello. Así dará más sentido y consistencia al hecho de vivir”.



[1] http://www.joanmanuelgisbert.com/ [14/01/16]
[2] Miguel Calatayud Cerdán es un ilustrador e historietista español, nacido en Aspe (Alicante), en 1942. En el ámbito del cómic y por parte de sus teóricos, se le considera un autor aislado e independiente o un precursor de la Nueva Escuela Valenciana. Como ilustrador, ha recibido los premios más prestigiosos del sector. [https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Calatayud]
[3] Texto de la conferencia ofrecida por Rosa Huertas Gómez, en la Fundación Caballero Bonald, de Jerez de la Frontera, el 21 de mayo de 2009, dentro del Ciclo “La novela juvenil”, V Seminario Permanente, 2009).

"Cartas de invierno"

Cartas de invierno es una obra escrita por Agustín Fernández Paz, uno de los escritores de literatura juvenil más valorados y que ha llegado a obtener el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.

Esta historia de intriga fue publicada en 1995 y ha sido traducida al catalán, español, vasco y portugués. Es una historia que mantiene en vilo al lector desde el inicio gracias a los cambios de perspectivas a los que recurre el autor, ya que la historia posee tres narradores diferentes, debido a que la obra es en gran medida de forma epistolar. La obra comienza cuando Teresa recibe una carta cuyo remitente es su hermano Xavier, en la que advierte a su hermana de un peligro que le acecha y le pide que avise a la policía si no se pone en contacto con ella posteriormente.

Puesto que su hermana no se queda tranquila, lee el sobre que era únicamente destinado para la policía si su hermano no daba señales de vida, y en él su hermano, Xavier, cuenta los últimos acontecimientos en la vida de Adrián, su amigo, y en el suya, que les llevaron a la situación en la que se encuentran. Y es que, tras ver un anuncio de una casa embrujada en el periódico, Adrián decide comprarla. Este, tras haber preguntado a varios del pueblo, descubre que los vecinos cuentan que a pesar de estar deshabitada, en ocasiones, se oyen voces y se ven luces.

Toda la acción se averigua mediante cartas que está leyendo Teresa, por lo que ella va descubriendo lo mismo que nosotros según vamos adentrándonos en la historia. Adrián va narrando en sus cartas a Xavier cada una de las cosas que le ocurren en la casa, en la que le llegan extraños mensajes a través del fax y del teléfono. Encuentra un grabado en el desván que va cambiado y le cuenta cómo va incrementando su miedo a medida que pasan los días. Descubre una habitación tapiada de la casa en la que hay una trampilla de la que sale un fuerte hedor. Adrián va a entrar y se despide por si no vuelve a mandar más cartas, y efectivamente no lo hace. Seguidamente se encuentra la narración de Xavier, de lo que hizo al leer las cartas, que asustado por el contenido, decide ir a visitar a su amigo Adrián de inmediato.

Llegó a la casa y no había rastro de la pared que había derrumbado Adrián y tras la cual había encontrado la habitación tapiada, como si todo hubiese sido una broma de su amigo. Encontró el libro de grabados que había mencionado en las cartas y horas después el mismo grabado de la chica cambió, por lo que se dio cuenta de que Adrián le había dicho la verdad en sus escritos. Rompió la pared y encontró un cartón en el que Adrián le pide que huya mientras pueda. Sintió miedo y envió a su hermana la carta sin esperanza de volver a salir de la casa.

Xavier pensó que no había otra opción que quemar la casa y así lo hizo. Cuando llegaron el inspector de policía y Teresa, la casa estaba en llamas y no encontraron a ninguno de los dos, ni tan siquiera la trampilla de la cripta. Teresa siguió buscando explicaciones, y encontró el libro de los grabados, que decidió llevar a la casa y quemarlo. Una vez lo quemó, hubo un terremoto, y se fue al coche pensando que todo había terminado para siempre, que no volvería a ver a ninguno de los dos en el mundo de los vivos.

Es un libro que te mantiene intrigado desde el comienzo y que recomendaría a los alumnos de 2º y 3º de ESO, puesto que se trata de una obra con vocabulario bastante sencillo y al no ser demasiado extensa les será fácil de leer. Es un libro interesante que les va a provocar seguir leyendo hasta terminarlo por completo.


LA CASA PINTADA


                                                   LA CASA PINTADA

                               Descripción: la casa pintada-montserrat del amo-9788434877696

     Es una obra de la escritora Montserrat del Amo y publicada en 1990. Recibió el Premio Nacional, el Premio Lazarillo y Premio CCEI.
     En ella nos relata la historia de Chao, un niño de cinco años que vive en una zona rural cerca de Pekín en una familia de campesinos. Su abuelo le promete que muy pronto, cuando llegue la primavera, le llevará con él al mercado de Pekín para vender allí sus productos.
     Llega el gran día, y cuando por fin alcanzan la ciudad, Chao se queda extasiado al contemplar los colores y la grandiosidad del Palacio del Emperador Huang-Ti. Lo que más le sorprende es el contraste que se aprecia entre el tono grisáceo y lúgubre que domina la ciudad y el enorme colorido de la casa imperial, por lo que decide llamarla la casa pintada.
     Cuando vuelve a casa, cuenta a su familia todo apenado, que no ha podido comprar una casa pintada, a lo que le responde Kum Tsé (sabio, filosofo, único en la aldea que sabe leer y escribir) que ese privilegio solo puede tenerlo el Emperador ya que en los colores está encerrado el universo: el color azul representa el cielo; el verde supone la tierra y la naturaleza; el blanco encierra el agua en su estado sólido; el amarillo simboliza el oro y la riqueza; y el rojo, como color del fuego, ejemplifica la guerra, el poder y la victoria. Chao está convencido de que si conquista los colores, podrá conseguir la casa pintada. El abuelo lo anima y le dice que algún día lo conseguirá.
     El día en el que Chao cumple diez años se van todos a Pekín a celebrar las fiestas de Año Nuevo, allí el niño contemplará un espectáculo de equilibrismo cuyo ganador podía entrar en el palacio del emperador. Desde ese momento su única meta será entrenarse para ser acróbata, ganar al año siguiente y poder cumplir su sueño. Chao comienza a entrenar con su amiga Li creando un número espectacular. Cuando llega el día, mientras se encaminan a la ciudad, observan a cuatro personas que han quedado atrapadas en el puente por una riada y utilizando todos los utensilios que llevan para el concurso, logran rescatar a todos con vida aunque el puente se rompe y ya no se puede cruzar el rio para ir a la ciudad. Li se queda en una parte del puente y él en la otra.
     No le queda más remedio que volver a casa y dando un gran rodeo se presenta en el poblado pensando que todo el mundo se va a burlar de él por su fracaso, pero cuál es su sorpresa que como reconocimiento a su labor heroica, han pintado su casa de colores haciendo su sueño realidad. Cada una de las personas salvadas ha ofrecido algo para poder pintar la casa: un collar de jade convertido en polvo para pintar de verde, añil para el azul, azafrán para el amarillo y harina de arroz para el blanco. Chao es el niño más feliz del mundo por haber conseguido, al fin, su sueño.
     La Casa Pintada es una novela con una estructura sencilla, con grandes ilustraciones y capítulos cortos, está escrita en tercera persona y te atrapa desde un principio gracias a la increíble tenacidad de Chao por conseguir la meta que se propone, no obstante, cuando se enfrenta al valor de la vida humana, no duda ni un instante en darse cuenta de que ésta es mucho más importante que su sueño, descubriendo que a la meta se puede llegar por caminos diferentes a pesar de todos los obstáculos que nos vayamos encontrando en el día a día. Lo más importante es soñar y trabajar para conseguir lo que uno ansía.
     Creo que es una historia bonita para que a los niños se les transmitan valores muy significativos como el empeño, el esfuerzo, la valía, el trabajo duro…Chao simboliza todo esto consiguiendo lo que se ha propuesto y rompiendo con los límites establecidos, no se echa para atrás por que sea de origen campesino, al contrario, confía en sí mismo y sabe que puede conseguir todo lo que se proponga.
     La Casa Pintada nos describe como es la cultura oriental, el exotismo de sus fiestas y costumbres, para que podamos conocerla, valorarla y respetarla, aunque sea distinta de la nuestra y cómo la sabiduría de las personas mayores es muy estimada por todos los miembros de la familia. También se valora la amistad que tienen Chao y Li representando la fortaleza necesaria para lograr su meta.

    Para concluir, diría que es una obra amena y divertida que trata de inculcar a los niños lo importante que son sus sueños ya que pueden hacerse realidad mediante el esfuerzo y la dedicación. Que no hay que tener miedo al fracaso ni tampoco rendirse, lo importante es conseguir el objetivo marcado. 

Escenarios de birlibirloque, escenarios de Gisbert

Escenarios fantásticos, Joan Manuel Gisbert, Ed Labor, 1984, 3ª ed., 191 págs.

El lector que se adentre en Escenarios fantásticos se topará con un auténtico canto a la imaginación estructurado en tres historias con títulos tan sugerentes como Jardines del dirigible, La danza de las imágenes gigantes y El parque de atracciones del Arco Iris, que ya hacen presagiar que estamos ante todo un estímulo imaginativo. Es a través de personajes no estereotipados cómo descubrimos todo el mundo de fantasía que tanto caracteriza la obra de Joan Manuel Gisbert, sin dejar a un lado el componente de misterio que también está muy presente en su producción. Así es como un jubilado aficionado al maquetismo y las novelas policíacas se convierte en el desencadenante de la entrada en acción de Demetrius Iatopec, un mago y domador de espejismos que tiene como objetivo vital desarrollar las fantasías y sueños: empleará todo su esfuerzo, tiempo, ingenio y dinero en el estímulo de la imaginación.

El relato de los acontecimientos se presenta desde una estructuración lógica y justificada, que dota a la narración de total verosimilitud. Los planteamientos y razonamientos dan a los hechos narrados un carácter científico que el lector los acepta como absolutamente probables. Nathalien Maris, un periodista de la revista «Imagination», especializado en fenómenos misteriosos y en busca del artículo que lo encumbre en su carrera, se dirige al lector concediéndole la «primicia» sobre la finalidad de la «misteriosa colección de espejismos de Demetrius Iatopec». En un diálogo con el receptor, le informa de la objetividad de su relato, puesto que se basa en documentación encontrada por él mismo y de lo que escuchó de los propios labios de Iatopec, aunque, como se perdieron algunos documentos, insta al lector a que complete con su propia imaginación aquellas partes de su relato que lo necesiten.
Podemos encontrar cómo la fuerza que ejercen las masas llegan a ser realmente poderosas y son capaces de conseguir lo que se propongan: como todo un bello jardín florido con biblioteca para el disfrute de todos. Del mismo modo se nos presenta la importancia de perseguir los sueños, ya que se muestra cómo llegan a hacerse realidad o ... espejismo. Otra idea que encontramos a lo largo de toda la obra es la capacidad que todos llevamos dentro de crear, imaginar, ilusionarnos. Como apunta Dionisio, el jubilado capaz de crear más de cien historias diferentes con voluntad e ilusión, eso sí, disponiendo de los estímulos adecuados y, sobre todo, de práctica, mucha práctica: «cualquiera puede hacerlo porque la imaginación es algo inagotable»; para lamentarse luego porque nunca nadie se lo dijo siendo joven porque habría creado muchísimas más. Todos somos muy capaces de lo que nos propongamos, de lo que seamos capaces de soñar e imaginar.
Escenarios fantásticos es una obra especialmente recomendable para chavales de entre 12 y 14 años que incorpora ilustraciones de Miguel Calatayud quien muestra su preferencia por la temática de ciencia ficción y policíaca. En sus ilustraciones podemos encontrar referencias al futurismo vanguardista, visualmente tan sugerente y por la recreación de esas máquinas imposibles y maravillosas al mismo tiempo, capaces de transformar, poner voz o simplemente reflejar lo que cada individuo que las utilice lleve en su interior. Porque en definitiva ésa es la idea que hilvana toda la historia: sacar lo maravilloso que cada uno tiene, porque sí que lo tiene, lo que sucede es que la mayoría de veces no nos han dicho cómo hacerlo visible.
Desde los textos expositivos donde se precisan las maniobras científicamente estudiadas para transportar espejismos, hasta las descripciones profusas en el manejo y construcción de las atracciones: la cámara de las cosquillas, la máquina de fabricar cuentos, la pantalla mental, el túnel que lee los sentimientos, el teléfono que conecta con el misterio, pasando por las notas y formulaciones de hipótesis, es cómo se explican todos los hechos inexplicables y fuera de la normalidad que encontramos a lo largo de toda la obra.






Reseña: Platero y Yo de Juan Ramón Jiménez

Editorial: Alianza Editorial
Año de publicación: 1981
Cubierta: Daniel Gil.
Dibujo: Fernando Marco
Páginas: 167.
Sara Spalletta

Donde quiera que haya niños existe una edad de oro, donde quiera que haya niños se desencadena la imaginación y donde quiera que haya hombres que tengan sus raíces en la edad de oro, allí está Platero, un burro “pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos...” ¿No puedes verlo? ¡Qué difícil es entrar en un cuento!
Platero y yo, es un poema en prosa. La vida del poeta andaluz, Juan Ramón Jimenéz, vivida a través de su burro, Platero, entre los paisajes maravillosos y la naturaleza de Moguer. Es un cuento suave, rico de colores, luces y atmósferas delicadas... de esta manera tan bonita se cuenta la historia de la amistad, de la complicidad entre el hombre y el animal, compañeros de viaje, recuerdos y reflexiones.
Esta obra, escrita a lo largo de muchos años (1907-1916), es el retrato interior de un poeta lírico, que fundó su vida en un continuo cuestionamiento y en una búsqueda profunda sobre la vida, el mundo y el hombre. Más que de un monólogo en poesía, se trata de un diálogo entre el poeta y la naturaleza; el poeta se sirve de Platero para entrar en el mundo de la naturaleza y conocer la verdadera esencia del hombre, empezando por él mismo. El burro Platero, muy parecido a nosotros, amigo extraordinario y muy dulce, en apariencia casi un juguete, en realidad es un educador, un guía reconfortante que nos recuerda la dignidad del hombre. Es un cuento, por supuesto, pero se trata de un cuento que se alimenta, de esta manera tan bonita, de la realidad y del conocimiento del hombre. Juan Ramón Jiménez quiso mirar al hombre a través de la humildad de Platero, que es el símbolo de la simplicidad y de la pureza.
Un cuento lírico adapto a todo tipo de público, sabe conmover tanto a los adultos, como a los niños, a los que, afirma el mismo autor “no hay que darles disparates para interesarles y emocionarles, sino historias y trasuntos de seres y cosas reales tratados con sentimiento profundo, sencillo y claro.” Al mismo tiempo no falta una crítica a la sociedad que puede provocar, en el lector más minucioso y sensible, un sentimiento de profunda injusticia hacia la crueldad del hombre. De allí la advertencia del autor que titula “a los hombres que lean este libro para niños”.
Juan Ramón Jiménez (1881-1959), fue poeta andaluz y premio Nobel de Literatura. Su obra no se puede separar de su vida, y es una mezcla de prosa y poesía.

Ejerció una grande influencia en los poetas de la Generación de ’27. Hoy es considerado, por una parte de la crítica, como la máxima figura de la poesía española de siglo XX.

La casa pintada

AMO, Montserrat del. La casa pintada. Madrid: SM, 1994, 121 p.


Como el trazado de un lienzo laboriosamente pincelado con colores, La casa pintada se nos presenta con un estilo tan diáfano que asombra. Profundidad revestida de sencillez, nos llega de la mano de una de las pioneras de la literatura infantil y juvenil en España. Nacida en Madrid en 1927, escritora «de nacimiento», contadora de cuentos, viajera, amante de la lectura y licenciada en Filosofía y Letras en la especialidad de Literatura Hispánica, no sorprende que escribiera más de cuarenta obras, entre ellas Patio de corredor (1966), Zuecos y naranjas (1968), La piedra y el agua (1981), El abrazo del Nilo (1990) o La noche (1994). Sus obras han sido traducidas a varios idiomas y recibido numerosos galardones literarios, entre los que se cuentan el Premio Lazarillo (1960) por Rastros de Dios o el Premio CCEI de Literatura Infantil y Juvenil (1991) que recibió justamente por la obra que nos ocupa, La casa pintada. Su voz, tan sencilla como expresiva y poética, nos dejó, por desgracia, el año pasado.  

La autora contando un cuento a las víctimas del
terremoto de Chile para tranquilizarlas
    Precisamente con ese sabor a cuento maravilloso que nos producen la curiosidad y la emoción de explorar una cultura ajena, la oriental, y unos tiempos gloriosos y remotos, Montserrat del Amo nos plantea una historia de sueños y ensueño. En la era dorada de China, en la mismísima época del colosal Huang Ti y en un paisaje natural en el que las casas de los campesinos son todas feas y negras, sólo el Emperador puede permitirse el lujo de vivir en un palacio pintado. Los colores encierran el mundo entero, y sólo él tiene la dignidad para ostentar el dominio del universo.  Pero Chao, un niño de 5 años hijo de una familia de campesinos, se queda prendado de esos colores tan pronto como los ve y, desde entonces, perseguirá un delicado sueño: tener una casa pintada.
    Aunque tal vez la historia pueda resultar demasiado «infantil» para el público recomendado —a partir de 12 años—, los personajes probablemente despertarán la simpatía de todo lector. Chao, el protagonista, es un niño alegre, respetuoso, soñador y observador, que va creciendo mientras avanza en sus peripecias por alcanzar su meta. Otro de estos personajes carismáticos es el Abuelo, que, en contraposición al anciano vecino Kum Tsé, representa al sabio «auténtico» y virtuoso, como se aprecia sobre todo en el capítulo de «La luna llena» (pp. 33-44). Con todas sus cualidades  —tranquilo, paciente, fuente de consejos y veraces máximas, inteligente y astuto pero sin grandes ínfulas, respetuoso y considerado con todo y con todos— no es de extrañar que actúe como mentor de Chao. Por su parte, Li, personaje enigmático de su misma edad, biznieta de Kum Tsé, pese a toda su astucia y secretismo no puede ser descrita de otra forma que como leal amiga y aliada de Chao, y llega a ser su compañera de sueños. Los padres de Chao, sin demasiado peso, se materializan en la historia quizá con la intención de hacer un reflejo real de la preocupación paternal y las responsabilidades del niño.  
    Mención aparte, no tanto por su espacio en la obra como por el símbolo que implica, merece Huang Ti. Es el primer emperador de China, personaje fundamental de la tradición oriental que en nuestra sociedad es conocido, especialmente, como en la obra de Borges, por su descomunal construcción de la Gran Muralla China y por su no menos considerable quema de libros. Aparece en La casa pintada encarnando de manera suave el despotismo, la crueldad, la injusticia y el celo desmedido e irracional por proteger las posesiones. Se trata de un personaje poderoso pero distante, del que acertadamente tenemos conciencia como si fuéramos súbditos, sin presencia directa, sólo a través del reflejo de sus órdenes y de oídas por boca de otros personajes.
    Una variedad de temas secundarios atraviesan la obra y la enriquecen con una multitud de principios morales que pueden servir de clave educativa para el público infantil. Entre otros, señalamos el respeto por la naturaleza, como en la reverencia a la primavera (p. 19) o la admiración de los jardines (74-75); el valor de la amistad, explícito, por ejemplo, cuando Li lo salva del fuego (p. 61); la recompensa de la perseverancia, a lo largo de toda la historia; la virtud de la paciencia (p. 18); la sensibilidad, la empatía con los pensamientos y sentimientos de los mayores o el emprendimiento y la toma de responsabilidades…
    Otro de los aspectos enriquecedores es el valor intertextual y cultural. Como clave introductoria del libro, la autora presenta a un personaje fundamental de la tradición China y sus actos igualmente bien conocidos. Igualmente, cuida de manera bastante verosímil los detalles de un ambiente lejano en el tiempo y el espacio como lo es China en los tiempos de su fundación: la importancia de la agricultura y el cuidado del huerto, la vida humilde del campesino y la majestuosa del Emperador, los múltiples usos del bambú, el uso del té, la estera de paja donde duerme Chao… También nos transmite proverbios  y mensajes de la filosofía zen, como los de las páginas 42 y 43 o 74 y 76.
  El trasfondo es probablemente una de las razones por las que podríamos animar a la lectura de esta obra a un público no infantil, pues el lenguaje, sencillo, sí, tampoco nos ha resultado tan poético como en otras obras, como Chitina y su gato. El público infantil (para nosotros, entre 10 y 12 años, quizá) sí podrá disfrutar del argumento, y para los niños la recomendación viene dada también por el estilo, la cultura y los valores que transmite La casa pintada.
    Personalmente, la obra nos deja la sombra de algunas dudas o notas discordantes: ¿el final es verosímil y coherente con los personajes (incluidos Kum Tsé y el Emperador) o se han forzado en virtud del mensaje? ¿Es casualidad que la autora se haya olvidado del rojo, emblema del «poder, la victoria y la guerra» (p. 39) a la hora de pintar la recompensa de Chao, igual que se olvidó el Abuelo del amarillo, «el oro y la riqueza», en su intervención (p. 40)? Resulta curioso notar que precisamente el nombre de nacimiento de Huang Ti fuera Chao Cheng y que accediera al trono con apenas 13 años , ¿existe tal vez un paralelismo entre ambos ocultando algún significado? En cualquier caso, la obra parece indicar con bastante claridad cuál es la vía para conquistar «el universo»: por un lado, el compromiso y la perseverancia; por otro, la bondad y la capacidad de sacrificio. Finalmente, como dice un proverbio de la sabiduría oriental: «el que hace el bien de los demás hace el suyo».

Patricia Sánchez García
                                                                                                                                  
BIBLIOGRAFÍA
AMO, Montserrat del. La casa pintada. Madrid: SM, 1994, 121 p.
BORGES, J. L., «La muralla y los libros», Otras inquisiciones, en Obras Completas, II, Buenos Aires: Emecé Editores, 1989, p. 13
ESCUELA, L. Entrevista a Montserrat del Amo. AEDA (Asociación de Profesionales de la Narración Oral en España). [05/09/2012] [Consulta en línea, 13/01/2016: http://narracionoral.es/index.php/es/documentos/articulos-y-entrevistas/entrevistas/15-montserratdelamo]
GARCÍA PADRINO, J. (direcc.). Montserrat del Amo. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. [Consulta en línea, 13/01/2016: http://www.cervantesvirtual.com/portales/montserrat_del_amo/presentacion/]
VV.AA., Government Leaders, Military Rulers, and Political Activists, Connecticut: Oryx Press, 2001, p.  169

El apestoso hombre queso y otros cuentos maravillosamente estúpidos



Reseña de EL APESTOSO HOMBRE QUESO Y OTROS CUENTOS MARAVILLOSAMENTE ESTÚPIDOS
            La obra que vamos a reseñar a continuación es un álbum ilustrado, se trata de El apestoso hombre queso y otros cuentos maravillosamente estúpidos. Su autor es Jon Scieszka; las ilustraciones son de Lane Smith; y se publicó en diciembre de 2004 a través de la Editorial Thule y dentro de una colección titulada “Trampantojo”.
            El apestoso hombre queso... es una recopilación de diez cuentos tradicionales y conocidos –algunos de ellos- pero contados de un modo nada convencional. Ni el comienzo de las historias, ni sus nudos, ni sus desenlaces son los esperados, en ocasiones, faltan algunas de estas partes incluso.
            Desde la primera página de este libro, el autor mantiene un diálogo con el lector y lo implica en la lectura de la obra advirtiéndole que es una ganga y que no lo deje escapar, que lo compre ya. Pero no solo eso, sino que también durante los cuentos, el narrador, Juan, se refiere al tu lector en numerosas ocasiones.
            Bajo mi punto de vista, esta obra no resulta convencional por diferentes motivos. Para empezar, hay un cuento antes de la portada, uno en el que una gallina se cuela dentro del libro; la dedicatoria está al revés; el propio autor advierte que las autoridades sanitarias no recomiendan estas historias por estúpidas y por ser perjudiciales para la salud; el índice se cae encima de los personajes de uno de los cuentos; los protagonistas de los cuentos se “van” del libro; la tipografía es cambiante según el cuento, puede ser gigante, enana, encoger a medida que avanza el texto o repetir la misma frase una y otra vez hasta que se acaba la página...
            El apestoso hombre queso... es un álbum muy recomendable para niños de unos siete u ocho años, ya que el autor, Jon Scieszka, hace un gran trabajo a la hora de versionar cuentos populares. En este caso, por ejemplo, Caperucita no lleva su conocida capa con capucha, sino unos pantalones rojos que le hacen ser más rápida que el lobo; o la princesa no debe notar un guisante bajo muchos colchones, sino que el príncipe coloca una bola de bolos para que ella la note fácilmente y así, casarse con ella; esta vez el patito feo sigue siendo feo al final del cuento; la tortuga y la liebre nunca terminan su peculiar carrera... El último cuento es el más largo y es el que da nombre al libro. No se trata de una historia conocida, pero su final tampoco es el esperado porque el protagonista acaba derretido dentro del río.
            Es conveniente que los niños conozcan las historias “de verdad” o populares en los que están basados los cuentos de este libro, para que entiendan la ironía de los finales alternativos y también comprendan que estos no siempre son felices. Es decir, que el intertexto lector juega un papel importante en la actividad lectora de este álbum ilustrado.

            En conclusión, se trata de una obra graciosa y divertida, que los niños pueden leer fácilmente y que gracias también al trabajo del ilustrador, Lane Smith, pueden entender a la perfección, ya que los dibujos son significativos. En mi opinión, es muy recomendable para los niños a los que les gusta leer y, también para aquellos a los que no les gusta, porque les va a atraer la atención desde la primera página.  


María López Pinedo             

Viajar en libertad a través de la infancia

        Nueva York no es sólo Manhattan. Sin embargo, es lo que todo el mundo cree. Tanto que todos piensan que, más allá de los límites fluviales de la isla, Nueva York termina. Sin embargo, tanto al norte, como al sur, como al este de una de las islas más conocidas del mundo se extienden otros barrios que también forman parte de la ciudad. 
       Al sur de Nueva York, concretamente en el barrio de Brooklyn, vive Sara Allen, una niña de diez años. Observadora, inteligente e imaginativa, Sara es una lectora voraz desde que Aurelio, el novio de su abuela y librero de profesión, le regalara el primero de muchos libros. Eso le abre un mundo de posibilidades a su alrededor para una niña que vive en una casa dominada por una madre excesivamente ordenada y temerosa. 


          Casada con Samuel, fontanero de profesión, Vivian Allen vive en una preocupación continua, principalmente en lo que respecta a su madre, la abuela de Sara. Y es que Rebeca Little es el lado opuesto a Vivian. Ex estrella de Broadway (su nombre artístico era Gloria Star), Rebeca es una mujer vivaracha y siempre abierta a cualquier cosa que la vida le pueda ofrecer. A diferencia de su hija, nunca está preocupada por nada y siempre se interesa por todo.


Rebeca vive al otro lado de la ciudad, al norte, en un pequeño barrio que se llama Morgningside. Eso es algo que fastidia mucho a la madre de Sara, porque tiene a su madre muy lejos (antes vivía también en Brooklyn) y porque vive temerosa de que a su edad le pase algo y no pueda estar cerca de ella. Por eso y porque le fastidia tener que hacer un viaje tan largo todas las semanas hasta el norte de Manhattan para ir a ver a su madre.
Sin embargo, para Sara es siempre un día maravilloso. Ella adora estar con su abuela, con la que tiene más en común. Además, puede visitar la isla de los rascacielos. Esa isla que según ella tiene forma de jamón con una espinaca en medio, que es Central Park. Eso, a pesar de que tiene que ir con una madre que no le deja libertad para ver, para visitar, para explorar, para disfrutar de todos los pormenores de un viaje como ella quisiera. No, para su madre todo es peligroso. Para su madre ese viaje sólo es algo que debe hacer todos los sábados y una excusa más para poder preparar una tarta de fresa. Porque si de algo está orgullosa Vivian es d su receta de la tarta de fresa. Tanto que no la comparte con nadie.
Rebeca tiene un mapa de Manhattan y siempre lo estudia con la idea de que algún día podrá visitar la isla sin las ataduras que impone su madre. Y por fin la casualidad posibilita que sus deseos se conviertan en realidad. Rebeca coge una cesta con una tarta de fresa para su abuela, se pone su chubasquero rojo y se embarca en un viaje a través de la ciudad de los rascacielos. Un viaje en el que disfrutará de su libertad y en el que conocerá a Miss Lunatic, una singular mendiga de la que aprenderá grandes cosas, y al enigmático (aunque aparentemente dulce) Edgard Woolf.


Además de las evidentes similitudes y el juego que realiza Martín Gaite con el cuento Caperucita Roja, la historia de Sara Allen tiene varios referentes que casi desde el principio su autora nos da en forma de clave. No en vano el personaje del librero Aurelio Roncali (al que sólo conocemos por medio de otros) le regala a Sara tres libros que le sirven como referente para construir su historia: Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, Robinson Crusoe de Daniel Defoe y el ya nombrado Caperucita Roja de Charles Perrault.
Y es que, al igual que en el relato de Lewis Carroll, en la historia de Sara Allen también encontramos, entre muchas otras cosas, un viaje a través de un mundo nuevo, una tarta (que no la hace menguar, eso sí) y recibe consejos tanto de su abuela como de Miss Lunatic (a las que se podría asociar con la oruga azul del cuento de Carroll) con la que protagoniza una curiosa merienda. Eso sin contar las referencias que se realizan directamente tanto a esta historia como a su continuación en el relato de Martín Gaite.

“Pensaba en él -Aurelio- muchas veces, con esa mezcla de emoción y curiosidad que despiertan en nuestra alma los personajes con los que nunca hemos hablado y cuya historia se nos antoja misteriosa. Como el sombrerero de Alicia en el país de las maravillas, como la estatua de la Libertad, como Robinson al llegar a la isla.”

“-¿Has oído a la abuela, Cloud? Diez minutos han pasado nada más. Parece imposible lo que cabe en sólo diez minutos. Si no fueras tan ignorante, si fueras el gato de Cheshire, podríamos hablar de cómo se estira el tiempo algunas veces. ¿Ronroneas, eh? Bueno, eres tonto, pero cariñoso. Y además tienes el pelo muy suavecito, ésa es la verdad.”

   Robinson Crusoe también está muy presente en esta historia. La propia Sara se siente como él, un ser atrapado en la isla que supone su casa, con una madre que no le deja en libertad para vivir, sentir, crear, observar, ser… crecer, en definitiva, libremente, como ella quisiera. Eso sí, a diferencia de Sara, el náufrago de creado por Defoe puede vivir toda una aventura.
Porque eso es precisamente lo que estos dos personajes tienen en común con el de Caperucita Roja: viven una gran aventura que les permite escapar de su vida.

“Aunque no tan distintas, porque la aventura principal era la de que fueran por el mundo ellos solos, sin una madre ni un padre que los llevaran cogidos de la mano, haciéndoles advertencias y prohibiéndoles cosas. Por el agua, por el aire, por un bosque, pero ellos solos. Libres. Y naturalmente podían hablar con los animales, eso a Sara le parecía lógico. Y que Alicia cambiara de tamaño porque a ella en sueños también le pasaba. Y que el señor Robinson viviera en una isla, como la estatua de la Libertad. Todo tenía que ver con la libertad.”

Y es que, al margen de referencias literarias, la libertad es el tema principal de este relato. Libertad para que Sara descubra el mundo por sí misma, de tomar sus propias decisiones, de equivocarse, de levantarse, de crear palabras y mundos imaginarios, de viajar hacia la madurez disfrutando del camino de la infancia. No en vano la acción se sitúa en Manhattan, una isla permanentemente vigilada desde su atalaya por una Estatua de la Libertad que tiene también su buena parte de protagonismo en esta historia.


Caperucita en Manhattan, Carmen Martín Gaite, 1990

Palabras de Caramelo




PALABRAS DE CARAMELO

Palabras de Caramelo es un libro de literatura infantil y juvenil que adentra al lector en dos mundos: el día a día de un niño sordomudo y la vida en unos de los campamentos de refugiados de los saharauis, en mitad del desierto.

Esta obra está escrita por Gonzalo Moure escritor por vocación que desde que tenía 5 años sabía que quería ser de mayor: escritor. Y así lo hizo, con 15 años ganó su primer premio de redacción y en ese momento supo, que además de ser un sueño podía convertirse en su profesión. Gran admirador de Azorín que inspiró su primera novela.

Moure define su profesión como algo más que un sueño. Estas palabras hacen que recuerde el tópico popular de: si trabajas en lo que te gusta, nunca habrás trabajado, el sueño perseguido por todos. Utilizaré las propias palabras del autor para explicar la motivación que le llevó a escribir literatura infantil y juvenil: «meterme en la mente de un niño me pareció lo mismo que regresar a casa. Y seguí por ese camino, ampliándolo a la adolescencia, a ese maravilloso momento en el que elegimos, por primera vez, nuestro destino».  

Palabras de Caramelo está publicada en el 2002 por la editorial Anaya en la colección Sopa de libros. Las ilustraciones con las que nos encontramos a lo largo del libro son de Fernando Martín Godoy, ilustrador comprometido con la literatura infantil y juvenil.

Como ya he adelantado, Palabras de Caramelo cuenta la historia de un niño Saharaui, Kori, que es sordomudo y vivía junto con su familia en Smara, campamento de refugiados en el desierto de Argelia. No se presenta al niño de 8 años como cabría esperar, comunicándose a través del lenguaje de signos, sino que se fijaba en cómo se abrían y cerraban los labios de las personas, interpretándolos de la siguiente manera: labios cerrados, boca estirada, así era como Kori sabía que le estaban llamando.
Kori no sabía leer ni escribir, a pesar de ir a una escuela con niños como él. Pero pronto aprenderá gracias a un suceso impredecible: cuando nace un camello al que decide llamar Caramelo. Se convirtió en su mejor amigo, en este momento se rompe la barrera de la imposibilidad de la comunicación entre un hombre y un animal, ya que Kori, al ser sordomudo e interpretar el lenguaje según el movimiento de labios, pensaba que el camello hablaba y por tanto, podían comunicarse.
Pasó los días con el camello e incluso Kori aprendió, con mucha constancia a escribir gracias a que quería anotar las palabras tan bonitas que pensaba que el camello le decía.
Así que como fruto de su imaginación Kori comenzó, sin saberlo, a escribir poesía. He de añadir en este punto, que me parece muy ingeniosa la manera en la que el autor introduce la poesía, a través de las palabras de un camello y la constancia de un niño sordomudo por aprender a escribir, dan como resultados unos versos muy sensibles.
Así transcurre la historia, hasta que un día Caramelo tiene que ser sacrificado por la necesidad que tienen en el campamento de comida. Este hecho es la parte más dura de la historia y muestra la realidad de un pueblo de refugiados que vive sin ayudas, en mitad de la nada. El libro presenta a hombres que iban al campamento a llenar de agua los depósitos de zinc  o bombonas de gas como «hombres serios que echaban humo por la boca», esto es una crítica que realiza el autor, ya que no los presenta como personas que van al campamento a ayudar, a llevar comida y agua para los refugiados,  sino como personas que van allí solo para cumplir con sus intereses y a los que los niños lanzan piedras.
A lo largo de la historia encontramos diferentes referencias al mundo árabe como: Hammada (paisaje del desierto pedregoso), Huar (camello recién nacido), Jaima (tienda de campaña de cuero que utilizan los nómadas árabes). Y también se menciona al libro sagrado de los musulmanes, el Corán este hecho hace que el lector se acerque al mundo de los refugiados saharauis y conozcan un poco más sobre su estilo de vida y sobre sus creencias musulmanas.
Kori creció pero nunca se olvidó de su mejor amigo Caramelo y siguió escribiendo poesía ya que en su imaginación seguía viendo a Caramelo dictarles eso versos. Tras mucha lucha y constancia Kori consiguió hablar y con la ayuda de un audífono pudo escuchar superando así todas las barreras que se interponían entre el mundo y él. Se convirtió en un gran poeta y llamó a sus poemas: Palabras de Caramelo. 
                                                                                                      
                                                                                                            Rosalía Chiva Miralles