jueves, 14 de enero de 2016

Escenarios Fantásticos, J.M. Gisbert. Jiménez Pozo, Silvia E.

Anda lejos de pasar inadvertida a críticos y lectores la plétora de comentarios que toman la obra infantil y juvenil de Joan Manuel Gisbert[1] como lugar central de la literatura literaria fantástica española, perteneciente a la llamada "corriente renovadora" que impulsó el género a partir de finales de los setenta. En efecto, el ambiente de interés por el texto fantástico,  goza de una enorme acogida tanto en jóvenes lectores como adultos. Gisbert está convencido de la capacidad creativa innata del ser humano y, a través de su obra, asistimos a su mensaje:

“Había desafiado la lógica del curso de las cosas para demostrar que la capacidad de invención del hombre no conoce apenas murallas ni fronteras.” (pág.75)

Sin duda, la obra que nos ocupa, cuenta con una importante significación si atendemos a los elementos que introduce, como las ilustraciones, autoría del diseñador Miguel Calatayud[2]; su transcendencia se hace evidente no solo por la sencillez de su lenguaje sino también por el carácter pionero e innovador en el ejercicio de conformación de una literatura juvenil fantástica.
Escenarios fantásticos está planteada en tres partes que conforman un mismo relato: “Jardines del dirigible”, “La danza de las imágenes gigantes” y “El parque de atracciones del arco iris”.
En la primera parte, “Jardines del dirigible”, contada en tercera persona, surge un espejismo de una fábrica del siglo XIX que habían derribado. A continuación conocemos a Demetrius Iatopec, un domador de espejismos, que desde un ‘dirigible’ logra capturar el espejismo en una inmensa burbuja de jabón; en la segunda parte, “La danza de las imágenes gigantes”, el narrador ahora está en primera persona, Nathaniel Maris, un ‘periodista especializado en temas relacionados con lo imaginario y lo fantástico’, que, apoyándose en unos ‘fragmentos del manual de ingeniería fantástica’, del propio Iatopec, cuenta el fallido proyecto de crear el ‘Gran Teatro Mundial de los Espejismos’; en la tercera parte, “El Parque de Atracciones del Arco Iris” (narrado también en primera persona), Maris explica su visita a un original Parque, un auténtico milagro de la imaginación, que resulta ser el nuevo proyecto de Iatopec, amenazado ahora por un celoso competidor.
La línea realidad-ficción se convierte en una exigencia para el lector, un requerimiento enriquecedor y bienvenida a largo de la lectura, con muchas sorpresas, escenarios sugerentes que ponen en juego la imaginación de los lectores. Los objetos fabulosos dotados de propiedades extraordinarias, descritos tan minuciosamente hacen que los lectores vean realmente el objeto.

Para terminar, en palabras de Joan Manuel Gisbert[3]:
“Lo más importante es que tengáis siempre en cuenta que cada uno de vosotros es un proyecto único en la historia del mundo. No dejéis que nada lo estropee. A lo largo de vuestras vidas tendréis la oportunidad de originar acontecimientos, obras, seres, momentos, creaciones que sólo tendrán lugar si vosotros los hacéis posibles. Y no da igual que lleguen a existir o no: cada cual ha de dar lo mejor de sí mismo en los actos de su vida. Esa será su mayor gloria. Debe siempre orientarse y prepararse para ello. Así dará más sentido y consistencia al hecho de vivir”.



[1] http://www.joanmanuelgisbert.com/ [14/01/16]
[2] Miguel Calatayud Cerdán es un ilustrador e historietista español, nacido en Aspe (Alicante), en 1942. En el ámbito del cómic y por parte de sus teóricos, se le considera un autor aislado e independiente o un precursor de la Nueva Escuela Valenciana. Como ilustrador, ha recibido los premios más prestigiosos del sector. [https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Calatayud]
[3] Texto de la conferencia ofrecida por Rosa Huertas Gómez, en la Fundación Caballero Bonald, de Jerez de la Frontera, el 21 de mayo de 2009, dentro del Ciclo “La novela juvenil”, V Seminario Permanente, 2009).

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