martes, 12 de enero de 2016

Reseña: "Morirás en Chafarinas"

Reseña: "Morirás en Chafarinas"

Carlos Ramos Simón

La historia transcurre en la ciudad de Melilla, más concretamente en uno de sus cuarteles, y posteriormente en las Islas Chafarinas, unos pequeños islotes a no más de 30 millas náuticas de la costa melillense. En ella, el protagonista, Jaime, es un cabo al que le quedan tres meses de mili y que ocupa el cargo de oficinista.

A raíz del aparente suicidio del soldado Júdez, que se lanzó desde lo alto de la torre de la Mezquita, Cidraque, otro de los protagonistas de la historia, un hombre muy inteligente y astuto, recibió el encargo de investigar qué ocurría en el cuartel. Al suicidio, un día más tarde tuvieron que sumar otra muerte, la de Moliner, al parecer por sobredosis. Sobredosis como Júdez, porque posteriormente se descubrió que se había inyectado una heroína de muy baja calidad, adulterada más bien.
Cidraque utilizó su astucia para persuadir a Jaime y conseguir que le prestara su ayuda en las investigaciones que debía realizar. Finalmente, Jaime se prestó y ambos hicieron una visita a Melilla, a un bar donde al parecer, se movía cualquier cosa que pudiera moverse en la ciudad. Al no conseguir mucha información, Cidraque marcha hasta La Cañada de la Muerte, una de las zonas con más movimientos de droga y Jaime decide quedarse a leer un periódico. Casualidades de la vida se encuentra con Hassan, un marroquí de apenas 10 años de edad al que el día anterior le había salvado de una brutal paliza por parte de la policía. Gracias a él, descubre que el negocio de la droga en Melilla se mueve en la Lavandería Moderna.

Ese día no iba a acabar bien, pues por la noche, el Capitán Gayarre se iba a deshacer, en defensa propia (en principio) del soldado Villalba. Tras esta muerte, el Capitán Contreras comunica a Cidraque la orden de abandonar sus investigaciones, algo que acepta no sin dudar del porqué. Tras conocer a la hermana de Villalba, mujer de la que se enamora, decide retomar el caso, esta vez por su cuenta y con la ayuda, de nuevo, de Jaime. Al día siguiente, en el hospital descubren que Moliner y Júdez habían consumido una droga repleta de veneno, lo que confirma la teoría de que fueron asesinados. Al regresar al cuartel se disponen a buscar cualquier tipo de archivo que relacione a Gayarre y Contreras, y lo encuentran: las Islas Chafarinas. Allí había algo que unía a los dos capitanes, aparte del negocio de la Lavandería Moderna del cual eran dueños.

Ambos parten al día siguiente hacia Chafarinas, en concreto hasta la isla Isabel II, la única habitada con la idea de descubrir todo el negocio que había montado. Y en ello se volcaron junto a dos amigos de Jaime, León y Bereci. Antes, recibieron la noticia de que Elisa, la mujer de Contreras había sido hallada muerte en su domicilio. Al caer la madrugada, descubrieron que Contreras abandonó su habitación y se introdujo en una serie de galerías ocultas que llevaban a otra de las islas por debajo del mar. Allí se produjo el intercambio, heroína por dinero. De repente apareció la Guardia Civil y comenzaron los disparos. Por supuesto, los narcotraficantes huyeron, y la noche no pudo ir peor para el protagonista pues sus amigos León y Bereci perdieron la vida, al igual que Contreras. Cuando Jaime emprendió la marcha hacia el cuartel descubrió que Cidraque había cogido el maletín con la droga, y que ése había sido su objetivo desde el principio. Sin pensarlo dos veces, cuando se encontró en los túneles con él, Jaime lanzó dos granadas que encontró en la superficie haciendo que el mar Mediterránea penetrara en las galerías y consiguiendo que Cidraque se perdiera en lo profundo del mar. Él, por suerte, consiguió salvarse.

Si he de hacer una crítica, he de ser sincero. Este libro ya lo leí cuando iba al instituto, no recuerdo si tenía 15 o 16 años, pero sí recuerdo que me apasionó. Tiene una historia que parte, al parecer, de la nada, y poco a poco se va complicando hasta el punto de que no sabes que ocurrirá cuando pasas la página. Si bien es cierto que al releerlo para el trabajo me llevé una profunda decepción. No era muy creyente en las diferencias entre literatura juvenil y adulta, y tras esta lectura tengo que dar un paso atrás en mis creencias, y confirmar que sí, las diferencias existen y son claras.

El lenguaje, las expresiones, la forma de contar los hechos, las separaciones entre capítulos es, en mi opinión, muy apta para adolescentes que están finalizando la ESO y adentrándose en Bachillerato. A quien más quien menos le gustan las historias de intriga o espías, y tratándose temas de drogas, homosexualidad y amistad, resulta muy interesante para chicas y chicos de esas edad. Quizá es cierto que no sea de total actualidad, la mili es cosa del pasado pero por esa regla de tres, si solo leyeran cosas de hoy en día nadie sabría que fue la Guerra Civil, por ejemplo.

Me parece muy adecuada también la evolución de los personajes, así como los detalles que da de cada uno de ellos, creo que ayuda a situar al lector en la obra, como también lo hace las continuas descripciones que hace de los lugares en los que se desarrolla la historia. Por último, decir que sin ser una de las obras maestras de la Literatura Juvenil de nuestro país, sí que es muy adecuada para tratarla en las aulas, por los temas y la trama que hace que el lector quiera seguir pegado al libro.

Fernando Lalana (24/02/1958, Zaragoza) se considera a él mismo un escritor de literatura infantil y juvenil. Desde que arrancara su aventura literaria ha escrito más de 100 obras entre las que hay que destacar  “El zulo” o “A contraluz”, su última obra con la que se ha sumergido en el mundo del erotismo. Fernando ha sido merecedor de numerosos galardones como el Premio Cervantes Chico, el Premio Barco de Vapor o uno de los más prestigiosos del país, el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.

La obra sobre la que trata este trabajo, “Morirás en Chafarinas”, fue publicada en primera edición en febrero de 1990 por Ediciones SM, en Madrid. 

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